En el ámbito la ética y la calidad laboral se consideran dos elementos imprescindibles en el actuar de las empresas. El primero implica conducirse de manera digna y congruente tanto a lo interno como a lo externo del negocio y la calidad laboral es el trato digno que tiene la empresa hacia el capital humano que presta sus servicios. Aunque adoptar la ética es más fácil para una empresa grande, no implica que las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) no puedan implementarla, de hecho están conscientes de su compromiso moral con la sociedad, sus empleados y medio ambiente.
El ambiente formal de la ética en una empresa es importante, no sólo porque motiva a los empleados a comportarse éticamente, sino porque estos pueden apoyarse en una buena política de la compañía cuando desean hacer respetar sus propios valores. Se produce el fenómeno de los «valores compartidos»; las personas desean identificarse con su organización, necesitan confiar y creer en la corporación para la cual trabajan, puesto que contribuyen con su esfuerzo al éxito de ella. Ese vínculo de valores compartidos es fundamental para todo lo demás, se pone énfasis en la empresa como la entidad en la que trabajan, con la que se identifican y que merece la admiración de sus colaboradores, así como de la sociedad.
